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María Cogollos

Alimentos ultraprocesados


La eliminación de los productos ultraprocesados de nuestra dieta es el pilar fundamental para mantener una alimentación saludable. A raíz de un estudio reciente que ha observado el incremento de este tipo de productos en las últimas décadas, "Added sugars and ultra-processed foods in Spanish households (1990–2010)", aprovecho para rescatar una publicación de la OMS sobre Alimentos y bebidas ultraprocesados. Podéis leerlo al completo en: http://iris.paho.org/xmlui/bitstream/handle/123456789/7698/9789275318645_esp.pdf


¿Cuáles son los alimentos sin procesar?

Los alimentos sin procesar son partes de plantas o animales que no han experimentado ningún procesamiento industrial. Los alimentos mínimamente procesados son alimentos sin procesar que se modifican de maneras que no agregan ni introducen ninguna sustancia nueva, pero que pueden implicar que se eliminen ciertas partes del alimento. Incluyen: frutas frescas, secas o congeladas; verduras, granos y leguminosas; nueces; carnes, pescados y mariscos; huevos y leche.

¿Cuándo se considera que es un alimento procesado?

Los alimentos procesados se elaboran al agregar grasas, aceites, azúcares, sal y otros ingredientes culinarios a los alimentos mínimamente procesados. Incluyen: panes y quesos sencillos; pescados, mariscos y carnes salados y curados; y frutas, leguminosas y verduras en conserva.

¿Y los productos ultraprocesados?

Los productos ultraprocesados son inventos de la ciencia y la tecnología de los alimentos industriales modernas. La mayoría de estos productos contienen pocos alimentos enteros o ninguno. Algunas sustancias empleadas para elaborar los productos ultraprocesados, como grasas, aceites, almidones y azúcar, derivan directamente de alimentos. Otras se obtienen mediante el procesamiento adicional de ciertos componentes alimentarios, como la hidrogenación de los aceites (que genera grasas trans tóxicas), la hidrólisis de las proteínas y la “purificación” de los almidones. A los productos ultraprocesados a menudo se les da mayor volumen con aire o agua y se les puede agregar micronutrientes sintéticos para “fortificarlos”. Parecen ser más o menos lo mismo que las comidas o platos preparados en casa, pero las listas de los ingredientes que contienen demuestran que no lo son.


¿Por qué son tan malos los alimentos ultraprocesados?

Calidad nutricional muy mala

Los productos ultraprocesados tienen un bajo valor nutricional. Son característicamente grasosos, salados o azucarados, y bajos en fibra alimentaria, proteínas, diversos micronutrientes y otros compuestos bioactivos. A menudo tienen un alto contenido de grasas saturadas o grasas trans, y una carga glucémica alta.

Extremadamente sabrosos y casi adictivos

Están hechos para saciar antojos; a menudo son exageradamente sabrosos, generadores de hábito y, a veces, llegan a ser casi adictivos. Ciertas características incorporadas a este tipo de productos mediante la ciencia de los alimentos y otras tecnologías pueden distorsionar los mecanismos del aparato digestivo y del cerebro que envían la señal de saciedad y controlan el apetito, lo que lleva a un consumo excesivo. Como resultado, el consumo de tales productos puede interferir con la capacidad de controlar los hábitos alimentarios.

Imitan los alimentos; erróneamente vistos como saludables

En los productos ultraprocesados a menudo se emplean tecnologías dirigidas a imitar la apariencia, forma y cualidades sensoriales de los alimentos. Además, los fabricantes a menudo crean una falsa impresión de que los productos ultraprocesados son saludables al incluir imágenes de alimentos naturales en el etiquetado, empaquetado y material promocional, o bien anunciar que agregan vitaminas sintéticas, minerales y otros compuestos, lo que les permite implicar o declarar propiedades saludables

Fomentan el consumo de snacks

Los productos ultraprocesados por lo general están diseñados y envasados para el consumo inmediato. Están disponibles en todo tipo de tiendas de comestibles, por lo que pueden adquirirse casi en cualquier momento. Habitualmente pueden consumirse casi en cualquier lugar. Son convenientes, fáciles de almacenar y transportar y, por lo general, no requieren vajilla ni utensilios. A menudo se consumen mientras la persona está ocupada en hacer otra cosa (por ej., trabajar o ver televisión). Estos productos desplazan a los alimentos recién cocinados, así como los platos y comidas preparados con ellos y servidos tanto en casa como fuera de ella (por ejemplo, en restaurantes y bares).

Se anuncian y comercializan de manera enérgica

Las estrategias de mercadotecnia muchas veces recurren a ideas, lenguaje e imágenes sumamente seductores y excitantes, que socavan el deseo y la capacidad de elegir opciones racionales y saludables, y son particularmente eficaces cuando se dirigen a los niños, los adolescentes y otros grupos vulnerables.

Social y ambientalmente destructivos

Las comidas recién preparadas que se disfrutan en compañía de otras personas forman parte de todas las civilizaciones. Las cocinas tradicionales han evolucionado como expresiones de autonomía e identidad. Por lo común, también se adaptan a los climas y terrenos específicos, son sostenibles, y apoyan a los negocios locales, las economías rurales y la diversidad biológica. Todos estos beneficios se ven minados y pueden, a la larga, ser destruidos por los productos ultraprocesados elaborados por el sistema alimentario industrial mundial.

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